Cansado de escribir sobre cuestiones sociales y políticas poco agradables, hoy quiero adentrarme en el complejo mundo de las emociones, para formular mi particular receta de la felicidad, que puede ser compartida, o no, pero en todo caso es la mía. Ahora que parece que está de moda eso de poner a la felicidad como el fin último y lo que da sentido a la vida.
Y bien, para mí hay cuatro pilares básicos sobre los que se sustenta la felicidad del ser humano.
Es una obviedad pero bueno es recordarlo: no se puede ser demasiado feliz si no se tiene salud. LA SALUD física es el primer pilar por tanto. Estar medianamente sano y que no esté en riesgo tu vida más allá de lo razonable, será lo primero que deberemos buscar.
El segundo pilar sigue siendo algo normal y lógico, esto es, tener cubiertas tus NECESIDADES BÁSICAS de subsistencia en unas condiciones mínimas. Se tratará pues de procurarnos un hogar decente en el que vivir, y comida diaria, y acceso a la sanidad y a la educación en grados igualmente aceptables.
El tercer pilar es un poco menos obvio, y se ocupa de saber a qué dedicamos una parte importante de nuestro tiempo, en nuestra vida. Quizá habrá quien piense que con salud y dinero se puede ser feliz, y es posible que así sea, pero yo creo que además de eso se necesita hacer algo con tu tiempo que te aporte algunas SATISFACCIONES. Ese algo lo encuentra mucha gente en su trabajo. Importante sentirse realizado en el trabajo. Igual que son muchas las personas que caen en depresiones cuando se jubilan, precisamente por eso, porque les falta ese algo qué hacer para dar sentido a su vida. Claro que hoy con lo que escasea el trabajo y lo poco edificante que es a menudo cuando se tiene, ese “hacer algo que te llene” te puede venir también de otras actividades que no sean precisamente remuneradas. Voluntariado, hobbies, deporte, etc.
Y el cuarto pilar para una vida feliz tiene que ver con los afectos. Importante me parece tener un CÍRCULO AFECTIVO mínimamente estable y de calidad. Querer y ser querido, tener amigos, alguna familia, incluso animales o mascotas a los que cuidar y dar cariño. Se tratará en este caso de sentir que somos importantes para algunas personas, que no estamos solos en el mundo, tal cómo esas u otras personas son importantes para nosotros. La vida en soledad, dicen, no es una vida feliz. El ser humano está hecho de afectos, y es necesario compartirlos. En este punto, aclaro, el primer afecto pasa por uno mismo. Quererse a uno mismo, necesario. Para querer a los demás, a algunos al menos, primero debes quererte un poco tú. Si te quieres a ti, ya empiezas por no estar tan solo, te tienes a ti mismo, es un buen comienzo.
Y hasta aquí los cuatro pilares, como cuatro patas de una mesa, necesarios para tener una vida feliz, desde mi humilde punto de vista. Así, como una mesa de cuatro patas, si te falta una de esas patas, uno de esos pilares, todavía puedes guardar algo de felicidad, las mesas se pueden mantener en pie con tres patas, aunque con ciertas dificultades. Si te fallan dos patas, la mesa se irá al suelo con bastante probabilidad, igual que tu felicidad en la mayoría de los casos. Si tienes los cuatro pilares más o menos asegurados, deberías sentirte una persona muy afortunada.
En este punto, alguien podrá objetar qué pasa con el amor, el amor de pareja, algo tan importante para tantas personas en el mundo. Cierto, pero yo no lo pongo como condición necesaria para llevar una vida feliz, y mucho menos ahora cuando muchos hombres y sobre todo mujeres tienen hijos propios, acogidos o adoptados sin necesidad de tener pareja estable, y muchas parejas con hijos duran menos como pareja de lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio. A mi modo de ver se puede ser perfecta y plenamente feliz con los cuatro pilares ya citados, sin necesidad de tener pareja estable. Quizá es un poco más complicado, o tal vez al contrario, pero se puede.
Y así tenía el memorandum escrito y casi terminado cuando de repente me dije: ¿por qué no avanzar también algunas fórmulas para ser feliz en pareja, en base a mi experiencia particular en este campo? Voilá, aquí van algunas premisas importantes, dando por hecho que la pareja se une por amor, y no por otros intereses menores.
Respeto.- Puede parecer de nuevo algo obvio, pero no está de más recordarlo. Recuerdan aquello de “la confianza da asco”. Pues así es, y bien que sucede en multitud de relaciones: la costumbre, el paso del tiempo, en sentirse seguro en la relación, por los hijos que “unen” o por otras circunstancias, las parejas se acaban tratando con escasa o nula ternura, con poco cuidado y al final se pierden el respeto. El respeto en la pareja es algo fundamental para que esa pareja dure y sea feliz. Cuídala pues, trátala bien. No es tan difícil.
Compatibilidad.- Puedes sufrir un flechazo y caer prendado de tal mujer o de aquel hombre, beber los vientos por ella, enamorarte locamente, pero procura que tengáis algunas cosas en común, en formas de ser y entender el mundo, en aficiones, porque si sois demasiado diferentes más pronto que tarde, cuando el amor pasión afloje -casi siempre afloja-, vendrán las discusiones, las peleas, el mal rollo y el distanciamiento, y la felicidad en la pareja habrá salido por la ventana.
Admiración.- No tanto para una vida feliz en pareja -se puede ser feliz en pareja sin admiración-, pero sí para que las relaciones duren. Ver cualidades importantes y valiosas en tu pareja, cosas que la hagan para tí especial y diferente a muchas otras personas, es básico, y también es fundamental para poder soportar sus defectos, que los tendrá.
Igualdad.- Aunque es muy habitual encontrar a parejas en las que una parte manda y domina -a menudo el hombre- y la otra obedece y sigue -casi siempre la mujer-, y así pueden durar años y hasta toda la vida, y ser felices cada uno en su rol. Lo cierto es que esta manera de entender la pareja tiene sus riesgos, cuando la parte sumisa evoluciona y crece como persona, y acaba dándose cuenta de que ya no le gusta tanto ser sumisa y sometida. Entonces vienen las rebeliones internas, las discusiones, las peleas, y por desgracia muchas veces de aquí también surge el maltrato, la violencia y todo eso tan triste que por aquí deviene.
Entusiasmo.- A menudo la rutina y el paso de los años hacen que las parejas pierdan el entusiasmo por hacer cosas juntos y empiecen a dedicar cada vez más tiempo a hacer cosas por separado. Este distanciamiento puede ser letal para las parejas, y por aquí entran muchas veces las infidelidades. Si sois compatibles y tenéis cosas en común, y además os queréis, no os abandonéis el uno al otro fruto del aburrimiento y la rutina. El amor es como una flor que hay que regar cada día, dice un tópico típico, pues hazlo: busca espacios para seguir compartiendo junto a tu pareja el tiempo, en aficiones, en proyectos comunes, o simplemente en besos, aunque guardéis espacios de libertad para cada uno, no os abandonéis.
Confianza.- Pueden ser compatibles, y respetarse, y quererse, y admirarse, pueden vivir la relación con igualdad y entusiasmo, y será fantástico, y probablemente sean muy felices. La guinda a la felicidad en tu vida en pareja la pondrá la confianza. Confiar en tu pareja hasta el punto de poder ponerte en sus manos si hace falta, y saber, y tener la certeza de que no te va a fallar nunca, que estará ahí, te cuidará, te ayudará y estará contigo, sabiendo que pasará exactamente lo mismo en caso contrario. Es como ser una sóla persona, siendo dos. Esto, que parece tan sencillo, no es fácil de conseguir en este mundo líquido e incierto en el que vivimos, donde todo cambia de la noche a la mañana, donde nada es permamente, nada es para siempre.
Y esto es todo lo que puedo decir sobre ese tan ansiado estado del espíritu, la felicidad (con pareja, o sin ella). Si has pasado con éxito todas las premisas, las cuatro primeras y las seis restantes, sin duda, eres una persona muy afortunada, disfruta de ello.
Eloy Cuadra