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La clase política de Tenerife se supera… en desvergüenza.

Atónito estoy, sin dar crédito a lo que vi, sin poder creerme del todo lo que se escenificó en el salón noble del Cabildo de Tenerife hace unos días, a propósito de la presentación de una nueva telemaratón solidaria del señor Artiles y su televisión. Sorprendido porque en mi ingenua visión de la política todavía pongo un poco de decencia y amor propio en los políticos que nos gobiernan, cosa que por lo que parece no es así, no lo es al menos en toda la prole de cargos públicos y demás fauna privilegiada que andaban por allí cantando las alabanzas de la solidaridad ciudadana. Si yo fuera un político con competencias gubernativas me daría verdadera vergüenza que en mi ciudad, en mi isla o en mi comunidad, tuvieran que ser los ciudadanos, las ONG y una televisión privada los que llevaran comida a las casas de la gente. En Tenerife no sólo no les da vergüenza, es que incluso tienen la cara dura de aparecer como los protagonistas en un salón abarrotado de alcaldes, concejales, consejeros y hasta presidentes. ¿Y no les da vergüenza saben por qué? Porque han ido probando…, probando, probando y probando, y han terminado por darse cuenta que al pueblo canario se lo engaña con cualquier cosa, y todo se lo traga sin rechistar lo más mínimo si se le pone algo de verbena o fanfarria o le cuentas un cuento bonito. Y para ello, nadie mejor que el señor Artiles, el showman perfecto, simpático, con gancho, sensible, se mete con Paulino -eso sí, con otros actores con más futuro político y fuerza no osa meterse nunca-, y a veces hasta llora ante las cámaras por la gente que lo pasa mal. La tapadera perfecta… ¿quién puede sospechar que es una farsa cuando es el señor Artiles quien promueve el evento? Y no digo que lo de llorar sea una pose, ni le quito la buena voluntad de los telemaratones y la parte positiva que tiene, pues saca comida de las casas y de las empresas para llevarla a la gente que no tiene, y eso con la que está cayendo siempre es de agradecer, pero…

En este punto bueno será aclarar que yo no tengo nada contra los telemaratones, ni contra los que los organizan, ni contra las ONG que participan -mientras lo hagan bien, aunque eso es otro debate-, ¿cómo podría tenerlo si eso mismo es lo que yo hago con el colectivo con el que participo? Pero sabiendo lo que sé no puedo dejar pasar que se haga poniendo a los políticos en primera fila, sacando pecho y participando de la fiesta, pasando todos de largo sin decir nada de la raíz del problema. Todo esto ya lo critiqué en el anterior telemaratón y se cortaron un poco, y sólo se vio a algunos del Cabildo, al señor Bermúdez y algún que otro concejal más, y Artiles me aseguró que no se callaría nada. Pero el tiempo ha pasado, la miseria avanza en Canarias sin solución, el señor Artiles cada vez está más suave en la crítica política y en esta nueva entrega no se cortan lo más mínimo en sacar a toda la jet set de la isla en la foto.

Siento mucho no poder callarme, aún a sabiendas de que al escribir esto me estaré cerrando la puerta del Mírame TV para los restos, pero es que si me callo estaré dando por buena la falacia que nos quieren vender de que las Administraciones Públicas no tienen recursos suficientes para atender las necesidades básicas de los canarios que lo pasan mal, estaré admitiendo que la pobreza es un mal endémico que sólo se puede mitigar con solidaridad, y estaremos tapando la raíz del problema, que no es otra que la corrupción política y una mala praxis sostenida por décadas que traen como consecuencia una riqueza cada vez peor repartida, y de ello un tercio de la población canaria viviendo bajo el umbral de la pobreza.
Sobra que entre en detalles sobre este mal reparto de la riqueza, a lo que bastaría con recordar cómo en el último año crecieron en España un 5% los ciudadanos que tienen más de 1 millón de euros siendo Canarias la CCAA con mayores desigualdades sociales según el CES. También podríamos repasar algo de lo mucho que hemos denunciado desde la Plataforma por la Dignidad en los últimos tiempos: me acuerdo de la RIC, de la triple en inflada administración canaria, de los altos sueldos de unos políticos cada día más inoperantes, de los dispendios tecnológicos del Gobierno de Canarias y otras administraciones isleñas a empresas amigas, o del escandaloso fraude fiscal que soporta Canarias, por no hablar de la nula capacidad para crear empleo de nuestras Administraciones, los engaños de la PCI, las escasas ayudas sociales o la nefasta gestión de la señora Inés Rojas al frente de su multiconsejería.

En resumen, para no extenderme más, al señor Artiles decirle que si se quiere postular como un periodista preocupado por los que sufren e implicado en verdad con la pobreza, que sea consecuente y aparte de su espectáculo a todos los políticos, y no se olvide de denunciar el reverso oculto de la pobreza, ese que acabo de comentar, la corrupción política y el mal reparto de la riqueza. Y a nuestra clase política, si tienen la tremenda cara dura de salir ahí a sacarse la foto en la fiesta de la solidaridad, que admitan al menos que los telemaratones solidarios son la confirmación de su fracaso como gestores públicos, y dimitan o se recorten considerablemente sus sueldos a unos niveles acordes a lo que producen, esto es, básicamente nada.