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Europeas 2014 (II): Podemos… pero muy poco.

Segunda entrega sobre las Elecciones Europeas, después de denunciar en la primera entrega el engaño legal que supone que la Ley Electoral española permita a partidos como Coalición Canaria ocultar en las papeletas y en casi todos lados la lista verdadera de la coalición con la que van. Se trata ahora de ver qué podemos hacer los que votamos en España. Y lo primero, creo, será saber qué es lo que se juega en estas elecciones y en general cada vez que vamos a votar. Como en toda confrontación -y las elecciones son una confrontación- hay que saber cuál es el motivo de la disputa, o dicho de otra manera, cuáles son los opuestos enfrentados, cuál el paradigma.
ELECCIONES_EUROPEAS
En mi opinión, superado ya el viejo paradigma de la derecha y la izquierda, lo que aquí se juega es la continuidad y el reforzamiento de un modelo de sociedad donde quien manda es el poder económico y una razón mercantilista de entender el mundo que no espera por nadie, frente a una minoría que busca y quiere otro modelo más justo que ponga siempre al ser humano -a todos los seres humanos- y al planeta en el que vivimos, por encima de cualquier otro interés. Dos opciones pues: a un lado los que confían plenamente en el sistema o sin confiar demasiado creen, resignados, que no hay vida más allá de este modelo, y al otro lado los que queremos un cambio de modelo. Y destaco lo de cambio de modelo porque se trata de una ruptura. No vale una reforma parcial con algunas medidas maquillantes, entendiendo que este sistema nos lleva directamente al desastre. Esa es mi línea divisoria, esa es mi frontera. Si usted, lector, comparte mi planteamiento inicial, ya sólo necesitará colocarse en un lugar determinado de las coordenadas y votar o no en consecuencia, por la continuidad o por la ruptura.
arias cañete
En este punto me van a permitir que pase sin detenerme por todas las opciones que son parte fundamental en el devenir actual del sistema y también por las que sin ser fundamentales sí que son colaboracionistas necesarias. En el primer grupo colocaremos a PP, PSOE, UPyD, Coalición Canaria, PNV, CIU y otros nacionalismos de derechas, en el segundo a Ciudadanos, VOX y otros partidos de reciente creación o no. No digo que no los voten, pero no seré yo.

Y llegamos así a dónde quería llegar, estamos ahí, muchos o pocos, los que queremos una ruptura y un cambio de modelo. ¿Qué podemos hacer?, esa es la pregunta. Y cómo reza el título de este artículo, podemos, pero muy poco, de momento. Podemos muy poco porque España sólo decide sobre el 7% de los europarlamentarios, 54 de 751 diputados, en una eurocámara donde dominan la derecha y la pseudoizquierda socialdemócrata, y suman al alza las ultraderechas nacionalistas y otras fuerzas euroescépticas. Frente a esto, un exiguo 7% al que habremos de restarle mínimo un 3 o un 4 que se llevarán PP, PSOE y sus marcas blancas, de modo que en el mejor de los casos sólo nos quedará un 2 o un 3 por ciento de los escaños para sumarlos a las fuerzas que desde otros países de Europa están también por un cambio de modelo más humano, no muchas todavía por cierto, salvo contadas excepciones. Y es el momento de ver qué opciones de voto o no voto nos quedan.
yo no votaré
1.- Votar en blanco, votar nulo o no votar.
No se pueden obviar estas opciones, no cuando la abstención es siempre la opción más elegida y cuando además son muchos los ciudadanos que quieren una ruptura y un cambio de modelo y creen que eso sólo pasa por un rechazo radical al sistema y a sus mecanismos, con el voto nulo o con la abstención como expresiones de ello. Habiendo sido yo mismo partidario del voto nulo en pasadas elecciones, creo que ninguna de estas tres opciones sirven para algo en esta ocasión. Y es que el voto nulo sólo es efectivo cuando es mayoritario y cuando va acompañado de una acción protesta continuada de la población una vez pasadas las elecciones, algo parecido a lo que sucedió en Argentina en 2001, con el país en plena recesión económica llegaron unas elecciones y el voto nulo se fue hasta el 12´9 %, el voto en blanco subió hasta el 8´2 % y la abstención llegó hasta el 27 %. La población se echó a la calle al día siguiente y aquello desembocó en la crisis de diciembre de 2001 y el famoso “corralito”. De la Rúa tuvo que renunciar a la presidencia y en seis meses se sucedieron los presidentes hasta que la ciudadanía fue escuchada. Este escenario no se da hoy en Europa ni de lejos, y mucho me temo que el voto nulo, el de los descontentos políticamente incorrectos, será testimonial, igual que el voto en blanco de los políticamente correctos. En cuanto a la abstención, ya vemos que supera el 50% habitualmente y no pasa absolutamente nada. No pasa nada porque es una opción que no habla ni explica nada, así, tanto se puede decir que quien no votó es un pasota, como que es un antisistema, como que es alguien que está conforme con lo que salga.
¡Pero ojo!, hay un detalle más que no podemos pasar por alto con estas opciones, y es que las tres a su manera favorecen al partido más votado. En España por ejemplo, el partido más votado es posible que sea el PP, quienes en 2009 obtuvieron 6 millones y pico de votos, y en 2004 los mismos 6 millones y pico de votos. Los votantes del PP son fieles, son dogmáticos, y este año tendrán probablemente otros 6 millones de votos. Esos 6 millones de votos con una abstención como la que hay sumada a los votos nulos y en blanco, permitieron al PP obtener 23 diputados en el Parlamento Europeo en 2009. Esos mismos 6 millones de votos con mayor participación y voto a otros partidos con opciones de escaño se traducirían en menos escaños para el PP en Europa. Sólo por este detalle merece la pena pensar en votar por una opción alternativa en lugar de hacerlo nulo, en blanco o abstenerse. Piénselo bien entonces, si están pensando en alguna de estas tres opciones.
los pueblos deciden
2.- Votar a Podemos, Los Pueblos deciden, Primavera Europea y algunos otros, y también a Izquierda Unida.
Aunque habrá quien piense que muchos de estos partidos u opciones de voto son igual de colaboracionistas con el actual sistema que otros muchos, yo prefiero concederles el beneficio de la duda entendiendo que todos muestran bastantes objetivos comunes alejados de la dictadura de los mercados y planteamientos que abogan en mayor o menor medida por un cambio de modelo más humano y sostenible. Dicho esto vuelvo al título del artículo: podemos hacer muy poco. Seamos realistas, Europa está como está, manda el capital, mandan los mercados, y sobre todo manda el miedo y la ausencia de una auténtica sociedad civil comprometida y concienciada. Por eso, en mi opinión las Europeas de este año para los que queremos un cambio de modelo hacia una opción más humana sólo pueden ser un ensayo o prueba de fuerza pensando en el futuro, pensando sobre todo en lo que nos jugamos en casa en futuras elecciones Locales, Autonómicas y Generales.
Y es que más allá de las dinámicas anteriormente citadas, no podemos pasar por alto las dinámicas de los partidos y movimientos alternativos que se presentan en España a estas Europeas, cada uno por su lado, con la pérdida de fuerza, de motivación en el electorado y de escaños en la eurocámara que esta división acarrea. Si nos vamos a los números lo entenderemos mejor. En base a las últimas concurrencias electorales en Europa, un escaño viene costando en España entre 300.000 y 400.000 votos. Imaginemos ahora un partido alternativo, por ejemplo Podemos, y pongamos por caso que sacan 900.000 votos. En base a lo que cuesta cada escaño según el reparto que establece la Ley D´hondt, Podemos obtendría dos escaños y le sobrarían unos 150.000 votos que se irían directamente a la basura. El mismo cálculo nos vale para cualquier otro partido alternativo que se presente en solitario: unos, muchos, no llegarán ni si quiera a un escaño y todos esos votos no servirán para nada, y a otros como a Izquierda Unida, Los Pueblos deciden (Coalición de partidos independentistas de izquierdas) y algunos más con opciones de escaño les pasará cómo a Podemos y también mandarán al limbo muchísimos votos.
Podemos
Está claro pues, todos esos márgenes sobrantes de votos de tantos y tantos partidos minoritarios podrían convertirse en muchos escaños si fueran juntos, si como parece comparten buena parte de sus programas. Pero lo cierto es que de nada sirve estar lamentándose con lo que podría haber sido cuando ya no sirve para nada, así que si hemos de quedarnos con algo positivo de esta división de las opciones en estas Europeas, ese algo positivo lo podemos poner en la aparición de partidos o movimientos políticos que puedan hacerle la competencia a Izquierda Unida. Y no es que yo esté en contra de Izquierda Unida, ni mucho menos, lo que pasa es que IU, nos guste o no, es la clave en toda esta historia.
IU se ve legitimada, después de una larga travesía por el desierto, y se arroga el lugar que cree que le corresponde como heredera natural de los votantes que ya no van a votar al PSOE. Además las encuestas la sitúan al alza, y todo esto hace que IU se niegue o ponga notorias dificultades a la unidad de otras muchas fuerzas sociales y políticas en un frente común. En las Europeas el daño no es tan grande porque no hay barreras electorales, pero en las demás convocatorias, en España, tenemos barreras y trampas por todos lados, y nos jugamos mucho, será por tanto fundamental presentar alternativas de unidad que entusiasmen y aspiren a mucho más que unos cuantos escaños. Por eso, es importante que IU empiece a notar que hay opciones que pueden restarle votos desde el mismo sector del electorado. Sólo así entenderán que no pueden jugar esta historia en solitario. Si no fomentan y no trabajan esa unidad por ese cambio de modelo más justo y humano que muchos queremos, si no se unen después de todo, igual entonces será hora de pasar a IU al lado de los colaboracionistas necesarios.

Y bueno, esto es todo lo que puedo decir de las Elecciones Europeas. No sé si os he aclarado algo o lo he liado más. En resumen, hay que votar, aunque ese otro mundo mejor y más justo no está nada fácil, es un camino largo, y creo que pasa irremediablemente por la unidad.

Eloy Cuadra